Recuerdo el primer contacto, inesperadamente hablándome como si fuera una conocida de toda la corta vida que teníamos. Me ofreciste algo a cambio de verte en tu puesto de la feria y sin querer pasaron los meses y ya nos veíamos uno al lado del otro en un lazo que suponíamos no se cortaría jamás. No fue una propuesta directa, sólo supimos que sería así. El contar con el otro en los momentos más inesperados se hizo una de las pocas cosas evidentes en nuestra vida, yo era uno de los pocos amigos para él, para mí él era una de las pocas cosas reales hasta ahora. Eramos del tipo de pareja de amigos que se reía de los más estúpido, que tenían los oídos dispuestos a escuchar la misma aburrida historia una y otra vez sin cansarse, el que estaba dispuesto a poner su hombro solo para retener las lágrimas infantiles que caían por mi cara, el que aparecía todas las semanas sobre una bicicleta vieja en la puerta de mi casa, los que estaban dispuestos a perdonar cualquier caída del otro por más fea que fuera a pesar de las constantes críticas que podían generar esas caídas, el diario de vida de cada uno, el compañero fiel de fiestas y momentos importantes de la vida, los que nunca pensaron en tener algo. Hasta que llegó el día. Sólo pasó, no fue premeditado, besarlo por primera vez fue como besar a un hermano, una sensación extraña, nunca antes descrita, una promesa hecha cuando niños estaba a puertas de pasar a otra etapa, también se corría el riesgo de perder esa incondicionalidad. Pero eramos jóvenes y no importaba nada más que el ciego impulso de estar juntos. No puedo decir que fue un error porque no lo creo así, supongo que si la vida lo quiso así tuvo sus razones.
Hubieron intentos de volver a tener lo de antes, lo que ninguno de los dos supo explicar, los que se conocían tan bien que hasta sabían lo que el otro diría, el gesto que venía después de cada palabra, los que sabían llegar a la mente y el corazón del otro.
Sólo Dios sabe cuanto lloré, grité en silencio e intenté hacer lo que no hice por nadie para volver a tener algo, lo que fuera, para no perder esa sombra con la que me crié desde los 13 años. Yo la evadí, yo la alejé, yo dije basta a un remolino tormentoso en el que habitábamos por miedos e inseguridades.
Sigo pensando que fue lo correcto, que así mi temperamento se sentiría más seguro de hacer cosas que no había hecho antes, de decir "No" a gente que le temía por prejuicios, a desligarme de miedos y ser yo, sin importar si alguien me quería o no. Pero el tiempo y sobretodo la vida nos reclama cosas, ya sean personas, sentimientos o recuerdos. Y es ahora cuando me pregunto que pasará por nuestras almas, nuestras mentes, nuestros corazones. Fue tan fácil decir adiós que ese hecho puntual me hace pensar que todo está bien, siguiendo un ciclo de vida natural, como te dice todo el mundo "debía ser así". ¿De verdad debía ser así? ¿La vida tenía derecho a arrebatarnos el uno al otro y no reclamar? Sé que es idiota culpar a la vida y el destino por esto, ambos hemos puesto parte en que las cosas estén así.
Pero no hay día que no me preocupe por él, que no piense en él, en si está bien, en si almorzó o no porque de hasta esas cosas me acuerdo. Y la pregunta que más me hago es en si la vida nos volverá a juntar algún día...Ese maldito "algún día" que quizás nunca llegue, que nosotros nos encargamos de matar con cada palabra dicha y acto no concretizado. Somos humanos y más que eso, somos tan "igualmente diferentes" que estoy segura que el orgullo y el miedo a la reacción del otro es lo que no hace que haya un nuevo contacto entre nosotros.
Y lo que más me da miedo es que hay tantas personas ahora a mi alrededor, tantos amigos a quien elegir y a quien decidir aceptar, pero sé que no será lo mismo. Sé que me estoy tragando mis palabras en este minuto, si hay indispensables en la vida, siempre lo supe, pero el orgullo es más fuerte y no sería capaz de decirlo de nuevo para sentirme humillada, avergonzada y dolida, era un castigo inútil decir que encontraría una persona como él a la vuelta de la esquina. No hay, no está y sé que no lo encontraré.
♥ ♥
Me pregunto si es verdad...que nuestros corazones laten al mismo tiempo, pero van en distinta dirección...
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